Resumen
Desde 2018, México vive una situación política inédita. En los comicios presidenciales, Andrés Manuel López Obrador resultó el vencedor, líder de izquierda ampliamente conocido por encabezar movilizaciones sociales a lo largo de su carrera política. Con el nuevo gobierno, las demandas de algunos movimientos sociales afines a su cultura y orientación política han sido cubiertas, como la equidad electoral o el castigo a la corrupción, principal argumento esgrimido durante su campaña electoral en ese mismo año. Sin embargo, durante 2020, tomaron visibilidad otros movimientos sociales que, pese a la crisis sanitaria por el COVID-19, establecieron una agenda opositora no partidista de una variopinta composición ideológica y de cultura política, entre los que destacan grupos feministas o grupos de clase media ubicados en una derecha cristiana, cuya relación entre sí parece ser el mero antagonismo hacia un enemigo común: el nuevo régimen. El presente texto pretende analizar la evolución en la relación de López Obrador con la movilización social, a partir de la cultura y la orientación política de los movimientos sociales. Este análisis nos permitirá visualizar la nueva composición de la relación entre la política institucional y la movilización y cómo esta pudiera afectar al nuevo régimen de la autoproclamada “Cuarta Transformación” de México.